Jaime de Berenguer

Jaime de Berenguer

viernes, 13 de mayo de 2016

Guía rápida para la comprensión de los pactos

(Publicado en Libertad Digital)
Desde las pasadas elecciones generales planea sobre la sociedad española una fuerte preocupación sobre la formación de gobierno que va creciendo a medida que pasan los días. No hay tertulia de amigos, reunión de familia o medio de comunicación donde no se hagan conjeturas sobre lo que está por venir.
Lo cierto es que saberlo parece difícil, ya que la contienda electoral ha dado un resultado endiabladamente complejo que para poderse entender debe manejar conceptos que nunca antes habíamos considerado. A la tradicional dimensión izquierda vs. derecha debemos añadir, al menos, otras tan importantes como nuevo vs. viejo, revolucionario vs. reformista, corrupto vs. (presuntamente) no corrupto, o español vs. anti-español, entre otras, y todas ellas interactuando entre sí.
Dado el número de dimensiones, las combinaciones posibles para llegar a un resultado final son muchas pero las soluciones no son más que tres; nuevas elecciones, un pacto PSOE-C’s con abstención del PP o un pacto PSOE-Podemos-IU más todo el nacionalismo.
La solución a este rompecabezas no es sencillo a no ser que aceptemos como ya señaló alguien no sin cierto cinismo, que en esto de la política los intereses están por encima de los principios y entre aquellos los individuales sobre los generales. Así que, partiendo de este axioma y dejando de lado los principios y el interés general la cosa se reduce bastante y el análisis aparece más claro, veamos.
A Rajoy le convienen nuevas elecciones, al menos eso piensa él y los más cercanos. Personalmente, visto lo visto, yo no lo creo, más bien al contrario pero en Génova sabrán. Así que, Rajoy no ayudará en nada para la formación de un gobierno que no presida él y forzará las elecciones tal y como ha estado haciendo hasta ahora. Rajoy solo piensa en su propio futuro político, así que salvo que sus compañeros de partido le despidan (cosa que dudo porque nadie se quiere mover no sea que pierdan el puesto) o la presión vía corrupción aumente, él va a seguir en su posición actual, o yo o el caos.
Sánchez y Rivera no quieren oír hablar de acudir de nuevo a las urnas. Ambos saben que la repetición de las elecciones les haría bajar en votos y escaños. En el caso de Sánchez todo apunta a que Podemos superaría al PSOE, mientras que Ciudadanos sufriría el "voto útil" hacia el PP. Ambas cosas son matizables puesto que Sánchez ha jugado bien sus cartas y lleva un mes (y lo que le queda) jugando a Presidente del Gobierno, lo que mejora su imagen y le afianza tanto dentro como fuera de su partido, por tanto él encantado de este impasse. Mientras que Rivera depende completamente del grado en el que el PP decida o no hacerse el harakiri. Así, si el PP deja gobernar a PSOE-C’s él será vicepresidente, si el PP fuerza elecciones y vuelve a presentar como candidato a Mariano Rajoy, Ciudadanos subirá pero siempre detrás del PP. En cambio, si el PP realiza primarias y se presentan, por ejemplo, Cifuentes o Feijóo, C’s se quedará en la mitad de lo que es. En el caso de que hubiera un gobierno de Frente Popular, Rivera quedaría en la más triste de las irrelevancias. Así que de Sánchez y Rivera no esperen otra cosa que no sea seguir adelante con esta legislatura como sea.
Por su parte, Iglesias lo tiene claro. Le conviene cualquier cosa, es el único (que de momento) está en una situación que en teoría de juegos se denomina ganar-ganar-ganar. Si hay elecciones, pasa al PSOE y como mínimo se queda como referente de la izquierda. Si no hay elecciones y se forma un gobierno de Frente Popular entra en el Gobierno y se come al PSOE. Y si hay un gobierno PSOE-C’s se convierte de facto (salvo que el PP reaccione, me temo no lo va a hacer) en el jefe de la oposición. Solo hay una pequeña situación que le molesta, que Sánchez juegue dos meses más a Presidente del Gobierno y luego haya elecciones, de ahí sus urgencias por hacer un "gobierno de progreso", vaya eufemismo. No obstante, a Iglesias esta dilación por parte de Sánchez para coger prestigio le hace un daño relativo puesto que Iglesias y Garzón ya han cerrado la OPA amistosa sobre IU como muestra el fichaje "a dedete" del hermano de Garzón por el Ayuntamiento de Madrid. Esta coalición le proporcionaría a Iglesias ese millón más de votos que precisa para ser la segunda fuerza política más votada y completar el sorpasso del PSOE.
Garzón es otro que está en una situación compleja. Si hay Frente Popular será Ministro (lo que muestra el nivel de incompetencia del país), en caso de nuevas elecciones iría coaligado con Iglesias, posiblemente de número uno por alguna provincia (el dos por Madrid es para Errejón y el tres debe ser de una mujer) o cuatro por Madrid y sería, previsiblemente, Ministro pero ¡ay! si PSOE-C’s llegan a un pacto y el PP se abstiene. En ese caso será mera comparsa camino de la extinción, de ahí su interés por un "Gobierno de cambio" (no saben qué inventar para engañar "al pueblo"). En definitiva, Garzón, sobre todo, a evitar como sea un gobierno de PSOE-C’s.
Por último, a los nacionalistas todo les viene bien porque ellos están a lo que están, es decir, a la destrucción de España, así que apoyarán cualquier gobierno débil, cuanto más débil mejor, y en este aspecto nada más débil que un gobierno del popurrí populista que representa el Frente Popular. Si, los nacionalistas estarán encantados de darle árnica y que haya un gobierno de este porte.
Venga, me voy a arriesgar, salvo que al PP le dé un ataque de principios e interés general, Sánchez acabará echándose en brazos de Iglesias y habrá un Gobierno de Frente Popular. Si hay nuevas elecciones volveremos a la casilla de salida porque los resultados, escaño arriba o abajo serán los mismos.
Obviamente, cabe hacer un análisis más profundo sobre qué le interesa más a cada uno de nuestros protagonistas dentro de las posibilidades que les he comentado pero eso ya se lo dejo a ustedes. Eso sí, no olviden que en la guía para la mejor interpretación de lo que va a ocurrir, la clave no está en los principios, ni en el interés general de España, sino en los intereses individuales de estos padres de la Patria.

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